Y hasta las agujas se cansaron del tic-tac…
Entre lágrimas pensaron que mejor que lamentarse, era parar.
A gritos el silencio se expandió por la gran sala.
Y hasta las agujas comprendieron
que sin el tic-tac no eran nada…
Y hasta las agujas se cansaron del tic-tac…
Entre lágrimas pensaron que mejor que lamentarse, era parar.
A gritos el silencio se expandió por la gran sala.
Y hasta las agujas comprendieron
que sin el tic-tac no eran nada…
Tu historia de mi vida no la cuento yo,
la contaste tu con tus palabras.
Tu historia de mi vida no es mentira,
fue la verdad de los ojos con los que me mirabas.
La historia de mi vida ya no es mía,
es del viento que se lleva la esperanza.
La historia de mi vida es el momento
en que dejé de escucharte susurrarla.
Te acaricio sin prisa, con las pausas precisas, siguiendo la premisa de un sensible final.
Te enrredas con mis dedos al abrazar tu cuerpo y esculpes mis sentidos al ritmo de un vaivén.
Las notas me acompañan en una noche amarga, donde ésta, mi guitarra, no para de sonar.
Entrada ya la noche,
susurra en mis oidos otra vez,
la misma melodía.
La misma melodía de anteayer,
la misma melodía de mañana…
la misma melodía que hoy, ya bien temprano, cantaba.
Bostezo mis ideas
e intento concentrarme en otra cosa,
quizás en un dibujo,
tal vez en una luz, en una sombra,
cualquier cosa que me haga olvidar
esas malditas notas que de nuevo, no me dejan descansar…
Te echo de menos como antes,
te echo de menos igual que te echaba de más aquel día,
y me extraño al extrañarte
o a descubrirme buscando tu olor en una de estas noches frías.
He tardado en acordarme,
en volver a notar ese espacio tan grande que ocupabas en mi vida,
y tengo miedo a acostumbrarme,
a empezar cada día después de haber dormido en esta cama vacía.
Me levanté pensando en un mañana,
en la penosa historia de esta dama,
que con notas agudas de agonía,
aun tiene el castillo por montar.
Me levanté queriendo enmascararme,
pensando en otro cuento que inventarme
y oyendo un ruido de cadenas arrastrar.
Me desperté pensando en un mañana,
en la penosa historia de esta dama,
que sueña y multiplica sus anhelos
creyendo que mañana, es un día nuevo.
Me invade la muerte lentamente,
dentro de un rato voy a dormir,
con el cuerpo cansado, el cielo nublado
y mi parte demente consciente,
se me ocurre una idea que me hace reír.
Yo solo escucho, no pretendo entenderte,
ni siquiera saber si hay alguien ahí.
Sentada en un rincón te escucho,
sabiendo que en tu mundo paralelo
yo soy la mala y tu el bueno,
sin intereses compartidos, separados por el destino,
que levantan un muro repentino y descuidado.
Yo solo escucho.
No sé porqué me ha dado por hacer esto, el caso es que me apetece, y punto.
Hablo, escucho, canto, leo y escribo. Estas son mis aficiones, aunque no están dispuestas en el orden en las que las practico.
Esto te permitirá a saber más de mi.
Bienvenidos a mi mundo interior.